Seguidores

martes, 3 de febrero de 2009

Patatas en paseo

Resulta reconfortante comprobar que no sólo los pobres somos los tontos a veces. Somos, y lo hemos sido, por dar nuestro dinero a quién luego no nos lo devuelve, somos , y lo hemos sido, por creer que nos comprábamos pisos cuando en realidad quién se los estaban comprando eran los bancos, con nuestro sueldo, eso sí. Y somos, y lo hemos sido, por dejar engañarnos por la publicidad del consumo excesivo pretendiendo nostros mismos vivir por encima de nuestras posibilidades. Pero, no debemos preocuparnos, como ayer les argumentaba todo tiene remedio en la vida. No está de más cometer errores, pues son ellos los únicos que nos enseñan en la vida.

Eso sí, no puedo ocultar mi alegría al comprobar, como les he dicho más arriba, que no sólo los pobres somos tontos. Porque digo yo que es de andar escaso en luces renegar de su propio negocio, y si no díganme qué es lo que están haciendo los señores banqueros negándose a facilitar la mejora de nuestra economía dejando de prestar su dinero cuando más falta hace. La sabiduría popular es muy sabia, ya me perdonarán la redundancia, y no hay mal al que el hombre no se adapte y del que no logre extraer argumentos positivos para su subsistencia y bienestar. Sin embargo, me pregunto qué enseñanza van a sacar los bancos de todo lo que está pasando. Y creo hallar la respuesta. ¿Que no quieren dar dinero?, pues déjelos, Sr. presidente del gobierno, no les ruegue más, que no lo den. Ya se mirarán en su craso error (las "fotografías siempre nos devuelven la mirada) pasando acaso tal vez no más de un año cuando comprueben que los pobres, es decir, todos los demás, nos hemos acostumbrado a vivir sin dinero, a vivir conforme a nuestras economías más recatadas. A ver entonces con qué, o usando a quiénes, hacen ellos el negocio.
Ustedes no se preocupen, porque de todo se sale, podemos ajustarnos el cinturón y comer cositas más baratas; hoy en día, en un país como el nuestro al menos, es dificil que alguien pueda morir de hambre. ¿Que no tenemos para coches nuevos? pues usaremos los viejos y ya está. ¿Que no tenemos para pagar las hipotecas?, pues las dejaremos a deber, seguro que tampoco nos veremos en la calle durmiendo. Mientras, nos regodearemos pensando en qué puñetas harán los bancos cuando acumulen y acumulen pisos en desahucio sin gente en el común a quien poder vendérselos, pues como no dan crédito, ya me dirán quién los van a comprar.
Nada, que coman ladrillos. Ya verán, amigos, dentro de un de año, seremos nosotros los que ríamos.
Y para seguir andando, que es lo realmente importante, hacer el camino, nada mejor que una buena receta tan sencillita y barata como sustanciosa y alimenticia. Ya ven como se llaman y ya comprobarán que alimenta y calienta nuestros estómagos, además de nuestros corazones.

Ingredientes:

-1 kilito de patatas
-1 cebolla
- laurel, pimienta, sal
- 3 o cuatro huevos, según número de comensales
- un vasito de vino blanco
- Colorante alimentario y /o azafrán en rama

Pongan a sofreir la cebollita, cuando se dore añadan las patatas cortadas en dados grandecitos, la pimienta en grano, el laurel, la sal, remuevan un poco y a continuación echen el vasito de vino blanco. Déjenlo hervir un poco y a continuación cubran con agua y añadan el colorante alimentario. Tapen en olla a presión y esperen unos 10 minutos o cuatro de hora.
Mientras ya habrán cocido los huevos.
Cuando emplaten, sirvan encima de las patatas con su salsita el huevo duro partido en rodajas. Es otra forma de comer patatas con huevo, que no tiene por qué ser siempre en proceso de frituras y les garantizo que su sabor les prenderá en el corazón. Parece mentira como unas simples patatas con una hojita de laurel (es la clave) pueda resultar un plato tan gustoso y exquisito.
Es una receta que les gusta especialmente a los niños, y sobre todo a todas aquellas personas que les guste la patata guisada. Ésta se la dedico a mis tres hijas, Sofía, Eva y Margarita (no me dirán que no tienen unos nombres bonitos), porque sé que a las tres les encanta, y porque sé que las tres saben disfrutar de las cosas sencillas de la vida. También mi hijo Carlos, pero a él ya lo he nombrado varia veces en este blog.

Y los banqueros, señores, que se preparen para vivir las consecuencias de su propia tontura. No creo que sepan apreciar la rica excelencia de un plato tan sencillo, ni aprendan nunca, lo que sí constituye mal sin remedio y muy grave, el no aprender.

¡¡Por la apertura de cuentas corrientes en el banco de España ya!!, que al fin y al cabo es el de todos los españoles.
Que la disfruten amigos, que lo importante es estar juntitos y saber quererse.

No hay comentarios: